Muchos movimientos y organizaciones sociales presentes en Durban, como la Alianza Panafricana por la Justicia Climática, rechazan la propuesta de la UE y otros países de un “nuevo mandato” tildándolo de “gran escapada” e “inacción criminal”.
Ruth Morales
Jueves 8 de diciembre de 2011. Número 163
Poco antes de finalizar la cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático en Durban (Sudáfrica), organizaciones africanas como groundWork (Friends of the Earth), Pan African Climate Justice Alliance, Rural Women’s Alliance, South Durban Community Environmental Alliance, Southern African Faith Communities’ Environment Institute y Third World Network han advertido en un manifiesto entregado a los gobiernos reunidos en Durban, que el “nuevo mandato” propuesto por la UE y otros países retrocede en las negociaciones porque “las promesas de reducción de emisiones actuales nos llevará a un aumento de la temperatura media global de entre 3,5 y 5°C. Para África, esto significa un calentamiento de 7 u 8ºC, un sufrimiento humano inimaginable”, dice la misiva.
“No vamos a aceptar un ‘mandato de Durban’, o cualquier resultado que mantenga por muchos años la baja ambición y la inacción, y condena a miles de millones de personas en África y en todo el mundo a sufrir lo peor de los impactos del calentamiento mundial”, declaró Michele Maynard de la Alianza Panafricana por la Justicia Climática.
En la opinión de estas organizaciones “la UE engaña al mundo con su postura” mientras pasa sus responsabilidades a los países en desarrollo. Además, no habría garantía que aquellos países que están rechazando los actuales acuerdos legales, como EEUU, Canadá, Rusia o Japón, se comprometan en el futuro a ratificar el nuevo acuerdo o que no sea un sistema débil e ineficaz de “compromiso y revisión”.
Acordar un nuevo mandato que reemplaza Kioto significaría retrasar acciones efectivas y urgentes por cinco a diez años. Esto sería una “inacción criminal porque continuar con las actuales políticas causantes del cambio climático y no prevenir la muerte de millones de personas puede ser considerado un crimen contra la humanidad”, manifestó Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción en Durban.
Esta organización valora en conversación con Diagonal “negativamente” las declaraciones en Durban de Teresa Ribera, la secretaria de Estado española de Cambio Climático en funciones, sobre las condiciones para un segundo periodo del Protocolo de Kioto. Replican que “la propuesta de la UE para comprometerse a un segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kioto no es más que una declaración política de intenciones, sin carácter legal vinculante, y con cifras de reducciones de emisiones absolutamente insuficientes”. Ecologistas en Acción no comparte el análisis que la UE pretenda “salvar el clima” con la prorroga del Protocolo de Kioto. Primero, porque el aumento de las emisiones y las temperaturas récord en 2010, son la factura por no haber hecho lo suficiente y haber retrasado el proceso en los últimos años. “Kioto ha fracasado y tenemos que ser claros sobre este punto. Ni el mercado de carbono ni los mal llamados Mecanismos de Desarrollo Limpio han evitado el aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero. Tenemos que priorizar las acciones de reducción a nivel doméstico”, enfatizan.
Segundo, por desgracia, la UE condiciona el segundo periodo de Kioto a la creación de nuevos mecanismos de mercado, una “vía que sólo contribuye al aumento de las emisiones, más violaciones a los Derechos Humanos y a nuevas burbujas financieras”. “Dejar las medidas contra el cambio climático en manos de los mercados y las empresas que han causado la mayor crisis ambiental de la historia es una irresponsabilidad”, según la organización ecologista.
Siguiendo los informes de los negociadores se podría pensar que se trata de una nueva hoja de ruta para negociar un tratado global vinculante sobre recortes de emisiones. “Pero esto no es cierto”, lamenta Tom Kucharz, “la propuesta de la UE y otros países es una táctica de distracción de lo que los países industrializados realmente tendrían que poner encima de la mesa: una reducción drástica del consumo de energía, abandonar su dependencia de los combustibles fósiles, el cierre de centrales térmicas de carbón, un cambio del modelo de producción y consumo, así como de las políticas energéticas, comerciales, agrarias y de transporte, eso sí tendría como consecuencia una reducción de emisiones de acuerdo con la ciencia y la justicia”.
El movimiento ecologista señala que si la UE realmente quiere frenar el calentamiento global debe comprometerse a medidas eficaces, como eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles e imponer tasas a la aviación y al transporte marítimo, así como reparar a los países del Sur por la deuda ecológica que tiene con ellos.
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